CASA VACÍO

La propuesta consistió en desarrollar un proyecto arquitectónico que fusionara dos filosofías: la filosofía Muisca de los indígenas colombianos y la filosofía Zen oriental, partiendo del concepto de vacío. Así, en el municipio de Guasca, en el departamento de Cundinamarca, ubicado a cincuenta kilómetros al nordeste de Bogotá, se construyó esta vivienda en una finca de 4 hectáreas. La casa consta de dos volúmenes integrados por un gran corredor acristalado, que no solo comunica el área social con el área privada, sino que también cumple una función bioclimática al captar el calor del día mediante el efecto invernadero.

Dado que el terreno es amplio, ondulado y ofrece vistas hermosas, la propuesta arquitectónica se desarrolló en niveles para adaptarse al terreno. Se utilizaron grandes ventanales para aprovechar la iluminación natural y las vistas panorámicas de la región.

La separación de los volúmenes brindó múltiples beneficios volumétricos, bioclimáticos y funcionales. Se jugaron con los volúmenes para proteger la vivienda de las brisas y evitar su enfriamiento, se aprovecharon los grandes ventanales para captar el calor del día y se potenciaron los espacios al estar rodeados de exuberante vegetación. El área social se expande significativamente al abrir sus puertas y ventanas, complementándose con las terrazas y zonas verdes que la rodean.

El uso de la guadua es destacado en la vivienda, tanto en su aspecto estructural como estético. Se emplea en diversas formas: rolliza para columnas, estructuras de cubiertas, placas, muebles, lámparas, accesorios para cielorrasos, remates de cubierta, y conformación de muros divisorios. Además, se usaron latas de guadua para barandas, columnas, biombos, esculturas y puertas de cocina, entre otros elementos.

En cuanto a la funcionalidad, la casa cuenta con una zona de servicio y social compuesta por sala con terraza, comedor con terraza, cocina con despensa, cuarto de ropas y un amplio estudio. En la zona privada, se encuentran dos alcobas, cada una con baño y terraza para los hijos, una alcoba de huéspedes con baño y terraza, y una alcoba principal con baño panorámico y terraza. En el segundo piso, hay dos salones multiusos.

En este ejemplo constructivo, se buscó optimizar las propiedades físico-mecánicas de la guadua, utilizándola al máximo para la compresión. Se ubicaron columnas de apoyo estratégicamente para soportar el peso de la cubierta y sus aleros, así como la placa de entrepiso; para ello, se emplearon guaduas con diámetros superiores a 12 cm. En cuanto a los esfuerzos de tensión, se realizó una distribución de vigas de guadua con diámetros superiores a 10 cm para soportar la placa. Se tendió drywall y sobre este se fundió una placa de concreto reforzado con un espesor de 0.08 mts.

Para la alcoba principal, se utilizaron guaduas con longitud superior a 7 mts, que soportan la parte alta de la cubierta y transmiten su peso directamente a la cimentación, reduciendo la deformación por flexión con apuntalamientos laterales cada 3 mts. Esta estructura permite la creación de grandes ventanales que recorren la altura del volumen, añadiendo un detalle particular a la zona de la alcoba principal.

Los esfuerzos estructurales se diseñaron para manejar la inclinación de los muros, que en la alcoba principal tienen una inclinación de 15°, aportando nuevas sensaciones tanto en el interior como en el exterior de la vivienda. Se construyó un altillo para estabilizar la estructura y controlar la deflexión de los muros debido a su altura e inclinación. La baranda del altillo, además de ser estéticamente agradable y funcional, también proporciona rigidez estructural, ya que se diseñó como una cercha para soportar el vacío del entrepiso de más de 4.5 mts. Estéticamente, se integró con la columna principal que soporta la cubierta y se combinó con los entretejidos realizados con latas de guadua.